miércoles, 3 de mayo de 2017

Millet: Las espigadoras




Jean-François Millet – “Las espigadoras” (1857, óleo sobre lienzo, 83 x 110, Museo d’Orsay, París)

Celebremos el día del trabajo con una de las obras maestras del pintor realista Jean-François Millet, que pasó a la historia por haber sabido retratar como nadie la dura vida de los trabajadores del campo. Las tres protagonistas de este cuadro se están deslomando, literalmente, para recoger las espigas que han quedado olvidadas en el suelo tras la cosecha. Con el poco grano que recojan, alimentarán a sus familias. Los dueños de los campos les daban permiso para recoger estos restos entre el atardecer y la caída de la noche, una vez que había acabado el trabajo de los cosechadores. Las pocas espigas que llevan en sus delantales contrastan con la abundante cosecha que se ve al fondo (gavillas, almiares y un carro repleto de trigo). Un capataz a caballo supervisa el trabajo de los hombres.

En las pinturas de Millet predominan los tonos ocres y marrones de la tierra y del campo, sobre los que destacan con fuerza los colores más vivos (pero nunca estridentes) de las prendas de vestir de los campesinos. Le encantaba pintar escenas iluminadas por la luz dorada del amanecer o el atardecer (como en este caso) y dejaba los contornos de las figuras ligeramente difuminados, como si los viésemos a través de una neblina. No hay detalles anecdóticos, ni pizca de conmiseración en sus obras. Los campesinos de Millet tienen una dignidad equiparable a la de cualquier noble o héroe de las pinturas tradicionales. Según el pintor, la vida en el campo acercaba al hombre a sus orígenes, a diferencia del trabajo industrializado y alienante de las ciudades. Evidentemente, esta concepción socialista del arte era vista con malos ojos por la burguesía adinerada de París, que consideraban las obras de Millet “peligrosas”.

Millet era uno de los pintores predilectos de Van Gogh, que se inspiró en él para muchas de sus obras.

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