viernes, 10 de marzo de 2017

La fuente de los cuatro ríos, Bernini

Esta fuente fue construida por Gianlorenzo Bernini entre 1648 y 1651 y es el elemento central de la plaza Navona y el de mayor tamaño. Fue inaugurada en junio de 1651. Su factura sigue los esquemas básicos del Barroco: teatralidad, expresividad, escenografía y movimiento. 
Consta de cuatro figuras de mármol travertino que representan a los cuatro ríos más importantes de la época intentando recrear su entorno con una dramática tensión. En estas figuras combina magistralmente el movimiento plástico y delicado con las facciones viriles. 
En el centro se erige un obelisco egipcio de granito de más de 16 metros de altura que fue llevado a Roma por Caracalla o Domiciano, información que depende de las fuentes consultadas.
La representación de los cuatro ríos, de un tamaño mayor que el natural, se lleva a cabo de la siguiente manera (ver imágenes en la parte inferior de la entrada): el Nilo, que tiene los ojos vendados, lo que representa los orígenes desconocidos del río, el Danubio, que mira hacia los emblemas de Inocencio X, el Ganges, que sostiene un remo por su longitud como río navegable, y el Río de la Plata, rodeado de monedas para simbolizar la riqueza americana. Así se representa cada uno de los cuatro continentes conocidos en la época, por los cuales el catolicismo se había dispersado. (Aún no se sabía que Australia, recién descubierta, era un continente). Sus escultores materiales fueron: Giacomo Antonio Fancinelli, Claude Poussin, Antonio Raggi y Francesco Baratta.
Estructura de mármol de la fuente de los cuatro ríos
Fuente de los cuatro ríos - Estructura de mármol
Es interesante como Bernini concibe una gruta hueca por debajo de las figuras, un truco manierista para que el obelisco parezca suspendido en el aire. Existe además un claro contraste entre el cuerpo inferior, una pila elíptica simple y regular, y el desarrollo vertical de todo el conjunto en movimiento. Su estructura se puede dividir en tres cuerpos principales: la piscina de forma elíptica donde descansa toda la superficie; la estructura de mármol donde están esculpidos los cuatro ríos; y el cuerpo superior, formado por el obelisco. 
La fuente representa figuras de siete animales, además de una paloma en lo alto del obelisco con una ramita de olivo, relacionando el emblema de los Pamphili: un caballo, una serpiente de tierra (en la parte alta, cerca del obelisco), una serpiente de mar, un delfín (que funciona como desagüe), un cocodrilo, un león y un dragón. Los árboles y plantas que emergen del agua y se encuentran entre las rocas también tienen una escala mayor de la real. Los animales pertenecen a especies grandes y potentes, y el espectador descubre nuevas figuras según gira en torno a la fuente, pues estando estático en un solo punto hay figuras que permanecen ocultas o cubiertas por la masa rocosa.
Inicialmente, esta fuente fue encargada a Borromini, pero finalmente se eligió a Bernini, lo que ha dado lugar a distintas leyendas. La historia cuenta que Inocencio X no envió una invitación a Bernini para construir la fuente, pero el escultor consiguió colocar un modelo de plata en una habitación del palacio papal y cuando fue visto por Inocencio X le fascinó y decidió encargarle la obra. Otra leyenda cuenta la rivalidad entre Bernini y Borromini, basada en el grupo escultórico de Bernini en contra de la iglesia construida por Borromini: el Nilo tiene los ojos cubiertos para no contemplar la iglesia de Santa Inés, mientras que el Río de la Plata parece protegerse de su derrumbamiento. Sin embargo, es una leyenda infundada, pues la escultura se terminó antes que la iglesia, perdiendo así sentido esta interpretación.
Su finalidad es tanto utilitaria (proveer de agua a la ciudadanía) como simbólica (representación del poder papal). Su construcción causó gran polémica al ser construida en un periodo de hambrunas y pobreza para el pueblo romano. 
Su contribución e influencia en el urbanismo barroco es notable gracias al gorgoteo que produce el agua y los reflejos de luz que producen destellos e influyen en la arquitectura, avivando la atmósfera del espacio.

Representaciones de los cuatro ríos:
Fuente de los cuatro ríos: Nilo
Río Nilo
Fuente de los cuatro ríos: Río Danubio
Río Danubio
Fuente de los cuatro ríos: Ganges
Río Ganges
Fuente de los cuatro ríos: Río de la Plata
Río de la Plata

Bernini

Extraído de la Wikipedia


Gian Lorenzo Bernini
Gian Lorenzo Bernini, self-portrait, c1623.jpg
Información personal
Nacimiento7 de diciembre de 1598 -
Flag of Naples.svg Nápoles
Fallecimiento28 de noviembre de 1680 (81 años)
Flag of Rome.svg Roma
NacionalidadItaliana Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
PadresAngelica Galante y Pietro Bernini
Información profesional
OcupaciónEscultor, artistapintor y arquitectoVer y modificar los datos en Wikidata
MovimientosBarroco Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables
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Gian Lorenzo Bernini (Nápoles7 de diciembre de 1598 - Roma28 de noviembre de 1680) fue un escultorarquitecto y pintor italiano. Trabajó principalmente en Roma y es considerado el más destacado escultor de su generación, creador del estilo escultórico barroco.
Bernini poseía la habilidad de crear en sus esculturas escenas narrativas muy dramáticas, de captar unos intensos estados psicológicos y también de componer conjuntos escultóricos que transmiten una magnífica grandeza. Su habilidad para tallar el mármol llevó a que fuera considerado un digno sucesor de Miguel Ángel, muy por encima de sus coetáneos y especialmente de sus grandes rivales, Alessandro Algardi y Francesco Borromini. Su talento se extendió más allá de la escultura y fue capaz de sintetizar de manera brillante la escultura con la pintura y la arquitectura en un todo conceptual y visual coherente. Hombre profundamente religioso que puso su arte al servicio de la Contrarreforma, Bernini empleó la luz como un destacado recurso metafórico que completa sus obras, en ocasiones con puntos de iluminación invisibles que intensifican el foco de la adoración religiosa o amplifican el dramatismo de la narrativa escultórica.
Bernini fue también uno de los mejores arquitectos del barroco romano, junto con sus contemporáneos Francesco Borromini y Pietro da Cortona. Al principio de sus carreras, todos trabajaron en el Palacio Barberini, pero después compitieron por los encargos de grandes obras y desarrollaron una feroz rivalidad, particularmente Bernini y Borromini. A pesar de la indiscutible calidad de Borromini y Da Cortona, Bernini gozó del favor de los papas Urbano VIII (1623–44) y Alejandro VII (1655–65) y por tanto se aseguró el proyecto más importante de la Roma de su tiempo, la basílica de San Pedro del Vaticano. El diseño de la Plaza de San Pedro que se abre ante la basílica es uno de sus proyectos arquitectónicos más innovadores y alabados.
Durante su extensa carrera, Bernini recibió numerosos encargos de gran relevancia, varios de ellos por parte del papado. A temprana edad llamó la atención del cardenal nepote Scipione Caffarelli Borghese, sobrino del Papa, y en 1621, con sólo 23 años, fue nombrado caballero por el Papa Gregorio XV. Realizó las obras más destacadas durante el pontificado de Urbano VIII y aunque no tuvo tanta preeminencia durante Inocencio X, volvió a gozar del favor de los pontífices Alejandro VII y Clemente IX.
La reputación del legado de Bernini disminuyó durante el Neoclasicismo, que despreciaba el arte barroco. Hubo que esperar hasta el siglo XIX para que, durante la búsqueda de una comprensión del contexto en el que trabajó Bernini, se reconocieran sus logros artísticos y se restaurara su reputación. En opinión del historiador del arte Howard Hibbard, durante el siglo XVII «no hubo escultores o arquitectos comparables a Bernini».

Orígenes y aprendizaje

Bernini nació en 1598 en Nápoles, ciudad natal de su madre, Angelica Galante. Su padre era el escultor Pietro Bernini, nacido en la Toscana, en la población de Sesto Fiorentino, que se había trasladado a Nápoles para trabajar en las obras de la Cartuja de San Martín. En la ciudad conoció a Angelica Galante, con la que se casó. La familia, cuando Gian Lorenzo tenía seis años, se trasladó a Roma, donde Pietro trabajaba bajo la protección del cardenal Scipione Caffarelli-Borghese, a quien muestra el precoz talento de Gian Lorenzo.
La Roma de inicios del siglo XVII era una ciudad de un fervor artístico excepcional, novedoso y revolucionario, que acogía artistas de toda Europa en una continua confrontación de ideas y experiencias artísticas. En este ambiente trabajaron maestros como CaravaggioAnnibale Carracci o Peter Paul Rubens, quienes abrieron la senda del Barroco.
Recibió las primeras enseñanzas de su padre, el escultor manierista Pietro, cuya influencia se notaría en las primeras obras de Gian Lorenzo. A su lado el joven Bernini aprendería la organización de un taller colectivo (en el futuro dirigirá muchos) y la fusión interna de un proyecto arquitectónico con la iconografía, la escultura y la pintura.
Pietro Bernini, se instaló en Roma el año 1605 para trabajar en las obras de Paulo V. Realizó, entre otras, el relieve de La Asunción de la Virgen en el baptisterio de la basílica de Santa María la Mayor. También participó en la construcción de la Capilla Paulina, proyectada por Flaminio Ponzio para albergar la tumba de los papas Paulo V y Clemente VIII.

Primeras obras y consagración

Apolo y Dafne (1622–25).
Las obras de Bernini revelaron ya desde un principio su enorme talento. En su primera fase estilística, Bernini demuestra un interés y un respeto absoluto por la escultura helenística, en obras que imitaban a la perfección el estilo antiguo.
Son de este período el Ángel con el dragón y el Fauno che scherza con gli Amorini. En cambio, obras creadas en solitario por Gian Lorenzo son La Cabra Amaltea en 1615, y los dos retratos en busto de Santoni y de Giovani Vigevano para sendas iglesias.
Entre 1621 y 1625 Bernini realizaría cuatro obras que lo consagrarían como un maestro de la escultura y le darían fama. Se trata de los cuatro Grupos Borghesianos, cuatro grupos escultóricos basados en temas mitológicos y bíblicos encargados por el cardenal Borghese.
Las obras en cuestión eran Eneas, Anquises y Ascanio, basado en la Eneida, el Rapto de Proserpina, el David y Apolo y Dafne. Son obras monumentales que marcarían una nueva dirección en la carrera de Bernini. Las cuatro permanecen actualmente en la Galería Borghese de Roma.

La protección de los papas

Durante su vida, Bernini gozó del favor y la protección de siete papas, para los que realizó numerosas obras. Sin embargo fueron tres los que mayores obras le encargaron.

El papado Barberini

1623 fue un año crucial para la suerte de Roma, también desde el punto de vista artístico. Maffeo Barberini fue elegido papa con el nombre de Urbano VIII, un pontífice ambicioso, amante de las artes y gran admirador de Bernini, al cual le otorgó el cargo de el arquitecto de Dios. Le consideraba el artista ideal para realizar sus proyectos urbanísticos y arquitectónicos, para dar forma y expresión a la voluntad de la Iglesia de representarse a sí misma con fuerza triunfante, a través de obras espectaculares, con un marcado carácter comunicativo, persuasivo y celebrativo.
El primer encargo de Bernini fue, en 1623, la estatua de Santa Bibiana, en la Iglesia de Santa Bibiana en Roma, que incluía el proyecto de la fachada y una estatua de la santa en un momento de éxtasis. Aquí se da un giro hacia una mayor expresividad, con efectos acentuados de claroscuro, que dialogan con la pintura de Pietro da Cortona, otro protagonista del Barroco romano.
La asociación artística de Urbano VIII con su artista predilecto, culminará en la Basílica de San Pedro: la basílica surgida sobre el lugar del martirio del apóstol San Pedro, que representaría el renacimiento de la Iglesia y su reivindicación moral y espiritual tras la crisis del siglo anterior.
El papa deseaba que el nuevo altar estuviese cubierto por un enorme baldaquino de bronce, construido entre los años 1624 y 1633, y coronado con el emblema barberiano. Se apoya en cuatro gigantescas columnas salomónicas, que acaban en volutas y racimos naturalísticos. Se inspiraba en baldaquinos provisionales utilizados durante la cuaresma u otras fiestas, pero esta vez plasmado en bronce de forma permanente.
En 1627 comienza la construcción del Mausoleo de Urbano VIII, terminado con varios años de retraso. Fue colocado en posición simétrica respecto al de Paulo III, el papa del Concilio de Trento, donde inició la reforma que el actual papa reclamaba haber concluido. Está inspirado en la Tumba Médicis de Miguel Ángel, con la estatua del papa en lo alto. La mayor innovación es que la muerte aparece representada como un esqueleto que rinde honores a la figura del papa.
En 1630 comienzan las obras del Palacio Barberini, comenzadas por Carlo Maderno. Contó con la colaboración de Francesco Borromini, que pronto se convertirá en su rival.

Inocencio X

Éxtasis de Santa Teresa (1647-1652), en la capilla Cornaro de la iglesia de Santa María de la Victoria de Roma.
En 1644 comienza el papado de Inocencio X, mucho más austero por la crisis económica de los Estados Pontificios tras el tratado de Westfalia. Ese mismo año sufriría la demolición del campanario de la fachada de la basílica de San Pedro, por problemas de estabilidad. Sus detractores le acusaron de incompetencia técnica, mientras el papa le daba su apoyo. Coincidiría también con el ascenso de artistas rivales como Francesco Borromini o Carlo Rainaldi.
En estos años realizaría una de sus obras cumbres, el éxtasis de Santa Teresa. También realizaría la famosa Fuente de los Cuatro Ríos, en la Plaza Navona de Roma, y la escultura La Verdad, actualmente en la Galería Borghese.

Alejandro VII

Con la elección de Fabio Chigi como Alejandro VII en 1655, vuelve a haber un papa humanista, que como Maffeo Barberini 30 años antes se rodea de arquitectos para la ejecución de ambiciosos proyectos urbanísticos, como la reordenación de la Piazza del Popolo.
En San Pedro termina la decoración interior con la espectacular Cátedra de San Pedro, situada en el fondo del ábside, un relicario que contiene la cátedra paleocristiana. Sostenida por estatuas de los Padres de la Iglesia Católica, como símbolo de la sabiduría y de la autoridad papal. La paloma simboliza el Espíritu Santo.
Gian Lorenzo Bernini en 1665, pintado por Giovanni Battista Gaulli.
Lápida de la tumba de Bernini en la Basílica de Santa María la Mayor.
Al exterior construye una columnata elíptica, espacio dedicado a ceremonias religiosas públicas, que representa el abrazo de la iglesia a todo el pueblo. Las obras de San Pedro culminaron con la Scala Regia, la entrada oficial al palacio apostólico, utilizando una columnata fugada que, flanqueando la escalinata, corrige la irregularidad del muro y crea la ilusión visual de una escalera de mayores dimensiones.
Para la familia Chigi construye dos iglesias: la colegiata de Ariccia y la de Castel Gandolfo. También edificó la Iglesia de Sant'Andrea en el Quirinal, encargada por Camilo Pamphili, una iglesia pequeña de planta elíptica con la entrada en el eje menor y un óculo en el centro.
Bernini era ya un artista de fama internacional, y en 1664 el ministro Colbert durante el reinado de Luis XIV, convence al papa para que le ceda a su artista predilecto. Así, en 1665 Bernini parte para Francia, con el encargo de reestructurar el palacio del Louvre. Fue recibido como un príncipe, sin embargo la experiencia francesa duró tan solo seis meses. Su estilo no gustaba a los comisionados franceses, que prefirieron encargar el trabajo a Claude Perrault. Sí que realizó, a pesar de todo, un Retrato ecuestre de Luis XIV.
Uno de los últimos grandes trabajos encargados por Alejandro VII, fue la escultura del Sepulcro de Alejandro VII, un monumento meditativo e íntimo que representa a Alejandro VII, arrodillado y humilde, acosado por La Muerte, figura que le muestra un reloj de arena, recuerdo de que algún día el tiempo se acabará. Contiene cuatro figuras alegóricas: la Caridad, la Verdad, la Prudencia y la Justicia.

Obra

El retrato

Autorretrato (c. 1635), Galería Uffizi.
A lo largo de su vida realizó numerosos retratos de papasreyes y nobles, que le reportaron fama y riqueza. Les solía retratar a la heroica, realzando la expresión y magnificencia. Él mismo confesó inspirarse para ello en Rafael.

La restauración

La base de la formación artística de Bernini fue el estudio de la tradición grecorromana. Sus restauraciones revelan el gusto por la precisión, por la interpretación original del helenismo y el respeto por la integridad de la obra, como en el Hermafrodito. En la restauración de Ares Ludovidisi en 1627 se aprecia perfectamente la intervención de Bernini por el diferente color y tratamiento del mármol.

Arquitectura

Es el arquitecto más representativo de todo el barroco italiano. Sus características como arquitecto barroco fueron:
  • Dar mucha importancia a lo decorativo, tanto en el interior como en el exterior.
  • Los elementos constructivos (columnas, pilastras, etc.) se multiplican, pero con función decorativa, siendo su único fin dar ritmo arquitectónico.
  • Frontones, entablamientos, etc. se rompen, las curvas se compenetran con líneas rectas, buscando siempre presiones dinámicas.
  • En las iglesias prefiere las plantas centralizadas, fundamentalmente la planta ovalada (pequeñas iglesias).

Monumentos

El arte de Bernini estaba basado en la arquitectura, la escultura y el urbanismo, que se fundían en el teatro. Bernini fue un escenógrafo muy apreciado, utilizaba todos los recursos disponibles para sorprender al público con efectos ilusionistas, reutilizados después en su arquitectura. Esto se aprecia en conjuntos monumentales que combinan las figuras esculpidas, ubicadas en un escenario arquitectónico.

Esculturas

Busto del rey Luis XIV (1665). Palacio de Versalles.
En sus primeras obras Bernini respetaba fielmente los cánones clásicos, a la vez que se observaba la influencia manierista de su padre. Sin embargo, su estilo muestra una evolución en los cuatro grupos Borghesianos, donde aparece con fuerza la creatividad del artista.
En estas composiciones el artista plasma el momento culminante del drama, mostrando la gracia y la expresión de los personajes. Pero sobre todo, lo que fascina de estas obras es el virtuosismo, la naturalidad, el efecto de materialidad y de claroscuro. Por otro lado, resulta novedosa la relación de las esculturas con el espacio circundante, ya que están concebidas para ser observadas desde un punto determinado, no para ser rodeadas y vistas desde cualquier ángulo.
Como ejemplo de su maestría con la piedra, durante los trabajos del busto de Scipione Borghese, apareció un defecto en el mármol. Borghese aceptó no posar durante varios días, ignorando que en ese tiempo esculpiría un busto idéntico desde cero.