domingo, 9 de abril de 2017

Las hilanderas

FICHA TÉCNICA: La obra que vamos a comentar es el cuadro de Diego Velázquez conocido popularmente como "Las Hilanderas" aunque también su título es la "Fábula de Aracne".Realizado en óleo sobre lienzo, su datación ha sido objeto de polémica a lo largo del tiempo. Si bien se consideró durante un tiempo como obra anterior a "Las Meninas" (1656), hoy en día se da por más acertada una fecha posterior a aquella, en torno a 1657 o 1659. La parte superior es un añadido de cuando el cuadro fue ensanchado, con posterioridad a la muerte de Velázquez, en 1664.
ANÁLISIS DE LA OBRA: La escena representada tiene lugar en el interior de un taller de tapices. De hecho podemos observar la existencia de dos escenarios, claramente diferenciados por su iluminación. En primer término, en penumbra, aparece el taller propiamente dicho, donde unas mujeres se encuentran desarrollando diversas tareas del proceso del hilado. A nuestra izquierda, una mujer con la cabeza cubierta , mueve una rueca mientras mantiene una conversación con una joven que descorre una cortina roja. A la derecha, una mujer, de espaldas al espectador, hila un ovillo de lana, mientras por nuestra derecha aparece de medio cuerpo una joven rubia portando un cesto. En el centro de la composición, otra joven, de la que apenas vemos los rasgos, se agacha para recoger los restos de lana, mientras un gato juega con un ovillo. Al fondo, una escalera de dos peldaños y un arco conduce a una segunda estancia, más iluminada, donde se exponen los tapices del taller. Tres jóvenes elegantemente vestidas, que posiblemente han acudido a visitar el "Rapto de Europa" de Rubens (1628-29) taller, contemplan a una figura con casco, que interpretamos como Atenea, que levanta la mano frente a otra joven, Aracne, delante de un tapiz que representa el rapto de Europa y reproduce fielmente el cuadro del mismo tema realizado por Rubens. Respecto a la paleta de colores ésta aparece muy reducida constando de ocres, marrones, rojos y azulados; mientras que los pigmentos son aplicados muy disueltos, con pinceladas sueltas y aplicando capas de color que, de cerca, solo parecen manchas inconexas, pero que cobran sentido al alejarnos de la misma, dando forma a figuras y objetos. Los contornos de las figuras aparecen pocos definidos como consecuencia de la manera de trabajar del pintor en estos momentos, rápida, con seguridad en la pincelada, con un dominio absoluto del color y la pincelada sobre la línea y el dibujo. Esta imprecisión en los contornos de algunas figuras ha llevado a dudas sobre la interpretación de algunas de ellas. Es igualmente destacable el dominio que demuestra Velázquez en esta obra de la perspectiva aérea, de manera que las figuras parecen difuminarse fruto de la atmósfera que los envuelve. El autor parece detener el tiempo en un instante fugaz, de manera que, no sólo las figuras parecen congeladas en el tiempo mientras realizaban sus tareas, sino que, la propia rueca, parece quedar detenida en un movimiento continuo, en un alarde de técnica por parte del pintor. Podemos igualmente observar como Velázquez, al final de su vida, rinde tributo a algunos de los maestros que más influyeron a lo largo de su carrera como hace con Rubens y su "rapto de Europa" o al reproducir en una de las jóevenes de nuestra derecha, casi de manera exacta, ls postura de uno de los ignudi de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina, cuya contemplación durante sus dos viajes a Italia seguro que admiró.
COMENTARIO: La obra que comentamos es una de las últimas de Diego Velázquez, y, como tal, casi se podría decir que es un compendio que recoge todas las características, no solo del pintor, sino del naturalismo barroco de la que es uno de sus mayores representantes. Como es característica no solo de Velázquez, sino del barroco, el autor juega en esta obra con el equívoco desde el primer momento: el de la interpretación del tema. Así bajo la apariencia de una escena de género, el trabajo en un taller de hilados y tapices, tema que durante mucho tiempo fue considerado como el único del cuadro, se esconde una interpretación más compleja desvelándonos el sentido mitotológico escondido en el tema. Ello no nos resulta extraño ya que Velázquez se acercó en variadas ocasiones a la temática mitológica ("El cortejo de Baco", "La fragua de Vulcano", "La Venus del espejo" o "Mercurio y Argos") interpretándola de una manera próxima a la realidad cotidiana, muy lejos de la grandilocuencia con la que se había representado la temática mitológica en la pintura italiana o flamenca. Así, nos encontraríamos ante la representación de la fábula de Palas y Aracne. La fábula, narrada por Ovidio, cuenta como la joven tejedora Aracne se jactó de tejer mejor que los propios dioses. Ofendidos ante tal falta de respeto se transformó Palas Atenea en anciana y, bajo engaños, retó a Aracne a ver quien era mejor tejedora. Finalmente Aracne es vencida y castigada por Atenea por su orgullo, aunque también según otras interpretaciones, por haberse atrevido a representar los engaños que Zeus utilizaba para satisfacer sus deseos sexuales.Por todo ello, la joven fue castigada convirtiéndose en araña y condenada a tejer para siempre. Teniendo en cuenta esta interpretación en clave mitológica, el cuadro cobra un sentido radicalmente diferente. A nuestra derecha, la joven que parece conversar de manera desenfadada con la anciana sería Aracne mientras que la supuesta anciana no sería sino la diosa Atenea disfrazada, como nos desvela su pierna desnuda y joven. Ambas sostienen la conversación que habría de desatar todo el drama posterior. Las tres jóvenes de nuestra izquierda bien podrían representar las moiras del mundo griego o parcas romanas, que controlabas a través del hilo, la vida de los humanos Al fondo podemos observa el desenlace del mito, de manera que en presencia de tres jóvenes, supuestamente las visitantes al taller, bien podrían representar las ninfas o mujeres mignoides que, según Ovidio, asistieron al enfrentamiento y posterior castigo de Aracne. Delante del tapiz que representa el rapto de Europa, Atenea aparece ya con casco y vestimentas clásicas desvelando su auténtica naturaleza divina, oculta anteriormente bajo el disfraz de anciana, y, levantando el brazo, parece estar ejecutando el hechizo que convertirá a la joven Aracne en araña. Las formas difuminadas de las figuras ha llevado a la discusión sobre si se encontraban integradas dentro o fuera del tapiz, aunque, observando que el mismo reproduce de manera fiel el cuadro de Rubens hemos de optar por la segunda opción.
CONCLUSIÓN: la obra que hemos comentado resume de manera excepcional las características de Velázquez, no sólo uno de los mayores genios que ha dado la pintura española sino la pintura universal. La vida acomodada en la Corte sin depender de una clientela, el conocimiento de las grandes obras guardadas en las colecciones reales y de algunos de los principales pintores de su época, como al propio Rubens a quien conoció durante su visita a España o a Ribera durante su primer viaje a Italia; hicieron de Velázquez un genio en continua evolución y cuyas últimas obras, como la que aquí hemos comentado tiene mucho de antigua, es decir, de barroca, aunque también mucho de "moderna", como podemos apreciar en el uso de la pincelada y el color que se anticipa en dos siglos a la pintura impresionista.

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