La escena representa a dos pastores rezando en el campo, antes de que salga el sol y de empezar a trabajar, al lado de una pequeña carretilla.
La obsesión de Dalí llegó a tal punto que llegó a pedir a los técnicos del Louvre que estudiaran la pintura, ya que estaba seguro de que el cuadro escondía algo, porque la hora no correspondía a la hora en que se reza el ángelus.
Al hacer una radiografía del cuadro, advirtieron una mancha que parecía un pequeño ataúd. Ante ese descubrimiento las dos figuras adquirieron su significado real: no están rezando antes de empezar a trabajar, sino que son los padres que acaban de enterrar a un hijo. La mujer aparentemente sumisa, se encuentra según el, en una posición precedente al acto de agresión, esta bucólica escena se transforma en la lucha entre sexos, siendo la campesina una mantis religiosa antes de la copulación.
La obsesión de Dalí llegó a tal punto que llegó a pedir a los técnicos del Louvre que estudiaran la pintura, ya que estaba seguro de que el cuadro escondía algo, porque la hora no correspondía a la hora en que se reza el ángelus.
Al hacer una radiografía del cuadro, advirtieron una mancha que parecía un pequeño ataúd. Ante ese descubrimiento las dos figuras adquirieron su significado real: no están rezando antes de empezar a trabajar, sino que son los padres que acaban de enterrar a un hijo. La mujer aparentemente sumisa, se encuentra según el, en una posición precedente al acto de agresión, esta bucólica escena se transforma en la lucha entre sexos, siendo la campesina una mantis religiosa antes de la copulación.
La carretilla, femenina es en numerosas representaciones populares, expresión de erotismo campesino.
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